¿por qué las células?
La organización de una Iglesia en Células es un retorno a la comunidad cristiana de base, descrita en el Nuevo Testamento. La Iglesia en Células legitima tiene como su reto lo siguiente tema: "Cada casa una Iglesia, cada miembro un ministro, viviendo en Cristo de casa en casa y en la grande congregación".
Con mucha sabiduría nuestro querido hermano Joel Comiskey habla sobre esto cuando comenta sobre los versos de Mateo 28:16-20, diciendo:
“Note que Jesús está hablando con el grupo de discípulos. Son los mismos discípulos a quienes Jesús moldeó y formó por un período de tres años. Jesús había llamado a estos discípulos a unirse a una nueva comunidad y a convertirse en parte de una nueva familia espiritual. Aprendieron a relacionarse unos con otros en medio del crisol del conflicto. Después de tres años, estaban listos para iniciar el proceso con su propio grupo pequeño. Ellos entendieron que seguir a Jesús significaba la confesión pública y un compromiso de grupo. Ellos, sin duda, tenían una relación personal con Dios, pero esa relación personal necesitaba ser moldeada y formada en un ambiente comunitario donde “los unos a los otros” de la Escritura fueran priorizados. Jesús dijo a sus discípulos: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”. (Juan 13:34-35)
Jesús usó la casa para reunir a su iglesia, la nueva familia de Dios. Jesús ministró en un entorno doméstico. Al leer acerca de Jesús que iba de pueblo en pueblo sanando a los enfermos, en realidad estaba ministrando en los hogares. A continuación se ofrece un vistazo del Ministerio de Cristo en los hogares:
- Casa de Pedro (Mateo 8:14)
- Casa de Mateo (Mateo 9:10)
- Casa de Zaqueo (Lucas 19:1-10)
- Casa de Lázaro (Lucas 10:38-42)
- Casa de Jairo (Marcos 5:35-38)
- Sanando en una casa (Mateo 9:28-30)
- Casa de Simón el leproso (Mateo 26:6)
- Enseñando (Marcos 7:17-18; 9:33; 10:10)
- Sanando a un paralítico (Lucas 5:19)
- Casa de un Fariseo (Lucas 14:1)
- Instituyendo la Santa Cena (Mateo 26:18)
- Envió los 12 y los 70 de pueblo en pueblo y de casa en casa (Lucas 9:1-9; 10:1-11)
Jesús se infiltró en las casas y en las familias de su tiempo para promover esta nueva familia de fe. Después envió a sus discípulos de dos en dos para servir en las casas (Lucas 9 y 10). Después de la resurrección de Cristo, la iglesia primitiva se reunía en las casas para continuar con esta mentalidad familiar. A través del ministerio de casa-en-casa, pusieron al mundo de cabeza, de adentro hacia afuera.
¿Qué nos dice la Gran Comisión? Nos dice que Dios desea transformar a las personas de ser individualistas solitarios a jugadores de equipo.
Igualmente llama la atención que Jesús llamara a los individuos, no para permanecer en aislamiento, sino para unirse a la nueva comunidad del pueblo de Dios. Él llamó a los Doce para compartir sus vidas con él y los unos con los otros. Tenían que vivir cada día en una comunión rica y diversa, perdiendo su independencia, aprendiendo interdependencia, obteniendo los unos de los otros nuevas riquezas y fuerza. Relacionarse con otras personas y aprender a dar y a recibir es importante para Dios. Sí, él desea que cada persona tenga una relación individual con él, pero esto es sólo parte de la ecuación”.